viernes, 4 de septiembre de 2009

Recuerdo que hay que olvidar.

Es de lógica pensar que cualquier nación quiera solamente resaltar todos los aspectos positivos de su pasado pues es algo importante y ayuda a no olvidar todas aquellas acciones que lograron que esa nación sea lo que es hoy en día, en el caso de Rusia, la cual orgullosamente resalta su esfuerzo por combatir la hegemonía Nazi en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, no podemos irnos a extremos y tratar de ‘tapar el sol con una mano’ dejando de lado todos aquellos errores y falencias que aquella nación haya cometido en algún momento de la historia. De los errores se aprende y se hace más fuerte una comunidad, como es el caso de los nazi, quienes a la fuerza tuvieron que aprender que el mundo estaba en contra de ellos, o como el caso de Estados Unidos, quienes estaban convencidos de su poderío y potencialidad mundial, hasta que con la primera Guerra del Golfo aprendieron la lección, una vez más, a la fuerza, y así podemos seguir mencionando muchos casos más como Pearl Harbor, Francia en la época de la Revolución Francesa, y por su supuesto, Rusia, con la Segunda Guerra Mundial, un dato que tal vez no muchos rusos les guste recordar, pero que es inevitablemente importante.


Así lo planteó Vladimir Putin, segundo presidente de Rusia luego de la disolución de la Unión Soviética y actual primer ministro y presidente de su partido, Rusia Unida, al asistir el pasado primero de septiembre al aniversario número 70 de la Segunda Guerra Mundial, en Gdansk, Polonia, donde aceptó, a diferencia de muchos libros, historiadores, comentaristas, medios de comunicación y tal vez unos cuantos rusos patrióticos que nunca sobran, que Rusia es el responsable de aquel septiembre de 1939 y no Polonia y que, además de eso, no había justificación para invadir a Polonia como lo hizo la Unión Soviética. A su vez, admitió que ese 1939 fue la causa inmediata de la Segunda Guerra Mundial.


Recordemos. En 1939 había ambiente de guerra en Europa. Estaba iniciando la segunda Gran Guerra de la historia, ésta un poco más fría en cuanto a las formas en que murieron, en especial, esos millones y millones de judíos. Además de esto, el 23 de agosto, Stalin, máximo líder de la Unión Soviética y del Partido Comunista, firmó el pacto de No Agresión entre Alemania y la Unión Soviética el cual consistía en una cláusula secreta donde la URSS esperaba ganar territorios de Polonia e influencia en Europa Oriental. Al firmar este pacto, se daba a entender que ambos países iban a invadir a Polonia (esto tal vez represente un resentimiento por la pérdida de Polonia por parte de Rusia tras el Tratado de Versalles). El 17 de septiembre Alemania invade Polonia y luego Rusia, dando inicio a la segunda gran guerra. Sin embargo, en 1940 Hitler invade la URSS ya que no está de acuerdo con la expansión de Rusia por la Europa Oriental representando la gran traición del pacto.


Entonces, luego de esta contextualización y de plantear la manifestación de Putin en la ceremonia, entendemos su preocupación por querer impedir el regreso de las ideologías de Stalin o de Hitler a su territorio, tanto, que pretende castigar a todo aquél que intente revivir esa época de la historia, la época de la Unión Soviética. Esta posición, bastante humilde del Primer Ministro, representa la valentía de Rusia por querer aceptar los horrores cometidos en el pasado y además de esto, reivindicarse con esas millones de víctimas del nazismo. Sin embargo, hay que admitir que no sólo los judíos y Europa en general fueron las víctimas, la URSS fue víctima del comunismo y de las ideas de Stalin, fiel aliado de Hitler y quien hizo que esa guerra fuera solo un poco más sangrienta, un poco más cruel, es por esto que Rusia no debe sentirse orgullosa de ese personaje de su historia que alguna vez les causó tanto daño y que lo mejor es dejarlo en el pasado o simplemente, enterrar su recuerdo.

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